La Escritura como Práctica Espiritual

La Escritura como Práctica Espiritual

(Publicado en la Revista «El Rosacruz«, No. 365, ene-feb-marzo 2017).

 

Este artículo lleva por título: “La escritura como práctica espiritual” como un préstamo consentido del título de un ensayo, con el mismo nombre, escrito por mi maestra y mentora: Meg Petersen. Su ensayo inicia con una cita de la maestra Anne Sullivan del año 1891, que dice:

 

“- Qué es el alma?

  • Nadie lo sabe, respondí, pero sabemos que no es el cuerpo y que es una parte de nosotros que piensa, ama y espera… y que es invisible.
  • Pero si yo escribo sobre el alma, ella contesta, entonces será visible y las palabras serán su cuerpo.”

                                                                                  ‑Anne Sullivan, 1891

 

Si analizamos con profundidad esto, podemos deducir que escribir es, de algún modo, un acto de hacer material lo espiritual intangible.

Antecedentes. El origen de la escritura y su importancia.

Raras veces nos ponemos a reflexionar cómo surgieron las cosas que damos por sentado, como es el caso del lenguaje escrito, y especialmente para qué surgió. Para ello quisiera remontarme al final de la era glaciar, el hombre pasó de sobrevivir en un ambiente hostil a dominar su entorno, se producían aglomeraciones humanas, se comenzaban a establecer formas sociales más complejas y estos grupos necesitaban instaurar reglas y formas inequívocas de comunicarse. La aparición de la escritura se señala como el evento que pone fin a la revolución neolítica que ocurrió hace 10.000 años a.C y con ella surgen los llamados «homo scribens». La aparición de la escritura marca las bases de un nuevo estadio en la evolución humana. De aquí los términos, pre-historia e historia. Con la aparición de la escritura en la Mesopotamia asiática las historias del pasado pudieron ser reconstruidas y preservadas.

 

 Se sitúa la invención de la escritura cerca del año 3000 AC y su función era demostrar la tenencia de la propiedad. En Sumeria, se le consideraba necesaria para complementar los conocimientos que se poseían sobre los números, permitiéndoles interpretarlos y utilizar estos nuevos símbolos como forma de preservar los acuerdos comerciales.

 

Algunas civilizaciones avanzadas como los egipcios no conocieron la escritura hasta el año 3150 a.C. Según cuenta la leyenda, el dios Thot entregó la escritura, de la cual era considerado inventor, como regalo divino al pueblo egipcio; pero esta escritura estaba restringida a una exclusiva masa social que la conocía y dominaba: los escribas.

 

La Escritura aparece de manera simultánea en diferentes lugares del planeta. En China, otra leyenda cuenta que fue inventada por el emperador Huang Ti.

 

Estos sistemas de codificación se extendieron rápidamente por todo el mundo, y las sociedades fueron creando nuevos códigos escritos que llegaron hasta América y Mesoamérica, donde encontramos las escrituras mayas.

 

Ya fuera vista como regalo divino, herramienta de recuento, un artefacto comercial o un conocimiento reservado a los elegidos, detrás de la escritura residía un poder que permitía resguardar la realidad de forma inalterada, venciendo las barreras tradicionales conocidas por el hombre: el tiempo y el espacio. Con ella surgieron los contratos, las letras públicas y las leyes.

 

La palabra escrita siempre ha sido privilegiada sobre lo oral. Esto obedece a una idea muy simple: las percepciones humanas y el paso del tiempo alteran las narraciones, pero lo que está escrito permanece sin cambios.

 

En América, de manera más reciente, la incursión de la escritura en la educación estuvo en sus inicios enfocada en la enseñanza de la lengua y la literatura. La instrucción estaba dedicada a las cinco artes del lenguaje: lectura, escritura, expresión oral, comprensión auditiva y la literacia visual, que es la capacidad de comprender o “leer” imágenes.

 

Ahora bien, hay que entender que la escritura no es un reproducción simbólica del lenguaje oral, sino un código de comunicación distinto con reglas propias, formas de componerse, crearse y recrearse.

 

Y el fenómeno que persigue la enseñanza de la escritura en las escuelas, no es exclusivo de América, asociaciones como la IRA (Asociación Internacional de Lectura), instalada formalmente en marzo de 2004, reúne escuelas y universidades de Europa y Asia, con un método de formación de los docentes para desarrollo de la lecto-escritura en sus aulas de clase, pues esta habilidad se convirtió junto a las matemáticas y las ciencias, en una competencia dura determinante para que el individuo pudiera insertarse en el mundo laboral y participar socialmente.

 

El lenguaje es importante. Las palabras que usamos nos definen. Conocer apropiadamente la mecánica y el funcionamiento del lenguaje nos da poder, nos permite expresar nuestras ideas de una forma atinada y clara, sin lugar para ambigüedades o interpretaciones equivocadas.

 

Lo escrito debe tener coherencia y cohesión, las palabras, oraciones, párrafos, representan niveles de funcionalidad de un conjunto de piezas operando dentro de una compleja máquina que tiene como propósito hacer visibles nuestros pensamientos.

 

Escribir, pensar y aprender son conceptos interrelacionados, “suponer que alguien que no sabe escribir puede pensar con claridad es una ilusión: la palabra escrita es la herramienta básica del pensamiento. Aquellos que no pueden usarla competentemente estarán en desventaja no solo para comunicar sus ideas a otros, sino para definir, desarrollar y entender esas ideas para sí mismos[1]. ”

 

La escritura y nuestro cerebro

 

 Además debemos detenernos a pensar en lo que escribir le hace al cerebro: apoya el desarrollo de procesos increíblemente valiosos en el siglo XXI como el pensamiento conceptual, la transferencia de conocimientos, el desarrollo del juicio, el análisis crítico, la inducción, la deducción y la evaluación del conocimiento previo. Según la investigadora y Neuróloga Judy Willis, en su trabajo: “The Brain-Based Benefits of Writing for Math and Science Learning”, nos dice que » Cuando el escribir está integrado a lo largo del currículo, se promueve el enfoque atento del cerebro para el trabajo en clase y las tareas, aumenta la memoria a largo plazo, iluminan patrones, da tiempo al cerebro para la reflexión, y cuando es bien guiada, es una fuente de desarrollo conceptual y estímulo de la más alta cognición del cerebro[2] «.

 

La escritura trae beneficios muy extensos en el desarrollo de nuestras capacidades más elevadas: clarifica el pensamiento, es una psicomotricidad fina, la escritura está íntimamente relacionada a la lectura, es una forma de arte, hay estudios que demuestran que hay más materia gris y neuronas en los cerebros de las personas escritoras. La escritura también previene la degeneración cognitiva, activa un circuito neuronal específico en el cerebro. Al escribir a mano, eliges conscientemente lo que es importante de lo que no lo es, por lo que se desarrolla la habilidad multitasking del cerebro.

 

Desde el punto de vista Rosacruz, todo esto es importante porque el cerebro es el centro donde convergen las energías vibratorias del alma y el espíritu para dar nacimiento a los pensamientos.

 

Sabemos que hay una diferencia clara entre el alma y el espíritu, entendiendo “el alma como una energía cósmica independiente del mundo material, mientras el espíritu es la energía que impregna y constituye todas las cosas materiales” (Monografías de Atrium). El espíritu como base de la materia se propaga en el universo en forma de vibraciones. “La expresión de cualquier cosa material depende del ritmo al que el espíritu hace vibrar los elementos que la componen”, por ello hay vibraciones sonoras, luminosas, que percibimos por el oído, el tacto, la vista y estas vibraciones tienen un efecto sobre nuestra alma y las vibraciones son interpretadas por nuestra consciencia. Las vibraciones emitidas por nuestro entorno, una vez captadas por nuestros sentidos son transmitidas al cerebro donde se interpretan.

 

Cada pensamiento emitido  es trasladado  a la escritura como una  vibración que no expira nunca mas, cada trazo plagado de nuestro sentir, continúa vibrando en cada partícula del papel y así mismo se refleja como todo acto en el universo” (María Cecilia Sandoval, grafoanalista).

 

La escritura al requerir concentración, enfoque, un medio de manifestación físico nos orienta y canaliza las energías que podríamos tener dispersas en un solo acto consciente y fluido.

 

El escribir es dos prácticas en una: visualizar y escribir. Esto supone una mezcla compleja de que supone sentir, ver y concentrarse. Todas formas de espiritualidad práctica.

 

Adicionalmente la escritura genera paz. Y es una forma de poder graficar nuestros pensamientos de una forma concreta que otros pueden también “ver”.

 

Cuando se habla de la evolución humana y el proceso de mejorarse día a día, quienes la practicamos, sabemos las complejidades que ello implica, pues de cierta forma la escritura sigue el mismo principio espiritual recursivo, al igual que en el proceso de composición escrita donde un texto se va desarrollando, el ser humano nace y debe ser sometido a pruebas, y está en constante revisión, reescritura y perfeccionamiento hasta llegar al mejor estado que su autor le puede dar para ser publicado. Y la publicación de un texto es en cierta medida una forma de transición, donde el texto muere para el autor, pero adquiere otra vida, la vida que le darán todos aquellos que lo lean.

 

¿Cómo podemos usar la escritura como parte de nuestro crecimiento espiritual? A continuación algunos ejemplos prácticos:

  • Llevando diarios de meditación o cuadernos de estudio. Es muy conocido que uno de los beneficios de la escritura es servir como canal para conectar con nuestro ser interno de una forma directa. La persona que suele llevar diarios de meditación y reflexión o de sueños, obtiene el beneficio de una mayor auto comprensión de sus situaciones terrenales. La escritura de diarios es objeto de estudio de la psicología en particular, donde se ha reconocido grandemente su valor. Las monografías rosacruces además piden al discípulo que lleve un cuaderno de estudios. En uno de los mandamus se recomienda a los frateres y sórores “preparar un cuaderno para su trabajo rosacruz y que escriba en él los principios que desee grabar profundamente en su memoria, los comentarios que le inspire el estudio de las monografías, las cuestiones que se plantee y las respuestas que a dichas cuestiones encontrará durante su progreso.”

 

En este cuaderno también se redactan informes de las iniciaciones. Por supuesto el contenido de este cuaderno es confidencial y personal, guarda intimidad mística, debe tenerse con él la misma forma y trato que con las monografías.

 

Hacer esto permite llevar una bitácora de sus procesos que le permita percibir sus propios avances y su nivel de conexión interior y autoconocimiento, que es la mayor aspiración para un místico.

 

A fin de que la escritura de diarios sea una práctica amena, recomiendo primero que nada elegir un soporte físico adecuado a las preferencias personales. Un diario de meditación debe conectarnos con el contenido que resguarda, no me refiero con ello a que sea un libro costoso o sofisticado, sino que incluso siendo una simple libreta, le demos la connotación y el respeto que merece para apoyar el trabajo que realiza con nosotros como si fuera parte de nuestro Sánctum.

 

Es importante crear un vínculo con los diarios de escritura. Propongo igualmente usarlo en nuestras horas de meditación para anotar nuestras impresiones al finalizar. Así que utilizarlo para anotar nuestros sentimientos y situaciones en los días de mayores tensión o en los días de mayor paz, a fin de que podamos claramente identificarlos y aprender de nosotros mismos. Estos diarios nos van a permitir “leernos” de vez en cuando.

 

  • Haciendo resúmenes de nuestras monografías como parte del proceso de estudio. Esto fomenta el aprendizaje y la retención de conocimientos. Adicionalmente activa los procesos de reflexión complejos que no suceden exclusivamente en el pensamiento o la palabra hablada.
  • Completando los ejercicios escritos de las monografías. Al final de algunas secciones aparecen cuestionarios para evaluar la comprensión, que piden ser contestados en el “cuaderno de estudios”. Su propósito es precisamente apoyar la retención de las informaciones y generar pensamiento crítico.
  • Escribiendo cartas, reflexivas, a nosotros mismos y a otros rosacruces. Esto va en el mismo sentido que los diarios. Las cartas son poderosos instrumentos de creación y visualización, nos permiten desear y proyectar nuestros deseos al cósmico. No es casualidad que se nos pida escribir a mano los juramentos como una forma de conectar con el verdadero sentido de cada palabra en él expresada.

 

Las cartas son una forma de comunicación que se ha ido perdiendo con la revolución tecnológica. Pero no por esto debemos abandonar por completo la práctica. Una carta manuscrita especialmente creada para alguien tiene un efecto en el otro como pocas cosas materiales que podríamos ofrecer.

 

Como ejercicio, puedes escribir una carta a alguien que quieras olvidar, perdonar, amar… incluso si no piensas enviársela. Solamente por darte la oportunidad de dejar fluir ese pensamiento y darle forma con el código escrito.

 

Los emails, también nos ofrecen la facilidad de conectarnos con personas a grandes distancias de forma rápida y eficiente. Esta forma de escritura se enmarca en las llamadas “nuevas literaturas” que incluye otros medios digitales y que también podemos aprovechar.

  • Escribiendo para Publicar. Podemos aprovechar que tenemos nuestra revista El Rosacruz u otros medios de difusión acordes con nuestros ideales, nuestra cosmo visión y que resuenen con nuestros deseos más profundos.

 

Consideraciones finales

 

El rosacruz es un estudiante que está acostumbrado a leer: monografías, libros, pero a escribir quizás no tanto.

 

Sin embargo, podemos iniciar, si no lo hemos hecho, hoy mismo a desarrollar prácticas de escritura. La escritura es una herramienta para comprender y manifestar nuestra vida interior. La escritura permite hacer algo que la meditación por sí solo no permite y es el acto de materializar el pensamiento y hacerlo visible a otras personas.

 

La escritura alimenta el alma. Las palabras tienen poder y las palabras escritas preservan este poder en el tiempo. Úsenlo para su propio crecimiento espiritual. Ya lo dijo Tales de Mileto “conócete a tu mismo y conocerás el universo y los dioses”.

 

Referencias bibliográficas

  1. Carl Nagin, National Writing Project. (2006). Because Writing Matters. USA: National Writing Project.
  2. Guthrie, J.W. (2003). Enciclopedia of Education. New York: Macmillan Reference USA. James Gray. (2000). Teachers At the Center. California, USA: National Writing Project.
  3. Hogge, Joan Ellet. (1985). Understanding the Writing Process through Brain Hemisphere Neurology. 2014, de ERIC Sitio web: http://www.eric.ed.gov/PDFS/ED269768.pdf
  4. Judy Willis. (2011). Writing and the Brain: Neuroscience Shows the Pathways to Learning. 2014, de NWP Sitio web: http://www.nwp.org/cs/public/print/resource/3555
  5. Judy Willis. (2014). The Brain-Based Benefits of Writing for Math and Science Learning. 2014, de Edutopia Sitio web: http://www.edutopia.org/blog/writing-executive-function-brain-research-judy-willis.
  6. La Cultura Escrita. http://www.ub.edu/contrataedium/taediumcast/ordit/cultura_escrita.htm
  7. Las Fuentes de la Espiritualidad Cristiana. http://www.mercaba.org/SERVAIS/059-074.htm
  8. Martin, H.-J. (1994). The history and power of writing. Chicago: University of Chicago Press.
  9. Pacheco- Salazar, Berenice. Guía para la promoción de la Cultura Escrita. 2013. Tercera Edición. http://oeidominicana.org.do/wp-content/uploads/2015/11/CULTURA-ESCRITA_FINAL-IMPRESA-2015.pdf
  10. Petersen, Meg. “Writing as a spiritual practice”.
  11. Sor María de Jesús Felipa, Cuaderno manuscrito anónimo, sin título. Library of Congress, Diary of a Religious Mexican, Feb-Dec. 1758.
  12. Sandoval, María Cecilia. Escribir Cursivo por qué y para qué. http://grafologiamm.blogspot.com/2013/10/escribir-cursivo-porque-y-para-que.html
  13. William J. Farrell. The Power of Writing. 2013, Sitio web: http://wac.colostate.edu/journal/vol3/farrell2.pdf.

[1] Writing At Yale en Thurn, 1999. P. 38. Citado por Paula Carlino en el documento Enseñar a escribir en la universidad: cómo lo hacen en estados unidos y por qué.

[2] Judy Willis. (2014). The Brain-Based Benefits of Writing for Math and Science Learning. 2014, de Edutopia Sitio web: http://www.edutopia.org/blog/writing-executive-function-brain-research-judy-willis. “When writing is embedded throughout the curriculum, it promotes the brain’s attentive focus to classwork and homework, boosts long-term memory, illuminates patterns, gives the brain time for reflection, and when well-guided, is a source of conceptual development and stimulus of the brain’s highest cognition”.