Bendita Seas, Ignorancia.

Por lo general en la Semana Santa los medios  se esfuerzan por recordarnos evadir las tentaciones mundanas y abandonarnos a la reflexión interior sobre los principales valores que dirigen nuestras sociedades, especialmente aquellos cristianos que provienen de la biblia como libro sagrado y eterno de dogma en una sociedad esencialmente católica.

La realidad se distancia mucho de las palabras y vemos con normalidad cómo salimos corriendo a las playas, el campo o a la prisa de unas vacaciones,  demasiado cortas para mi gusto,  con el fin de aprovechar el  asueto en complacer todos nuestros insatisfechos deseos; Incluidos en el paquete las habichuelas con dulce y su estela de consecuencias gaseosas.

Mi reflexión de este feriado viene por lo siguiente, hace poco vi un anuncio en la televisión que nos recordaba la frase evangélica: «La verdad os hará libres» (Jn 8,32); Pero, es que eso de la verdad es un asunto muy espinoso.

La verdad detrás de la verdad, es que nadie quiere saber  que había una cucaracha adentro de la botella de refresco que te sirvieron en el colmado, o que la gelatina que te comes  la hacen con los huesos de las cabezas de ganado con menos de 24 horas de haber sido sacrificados que meten en ácido clohídrico para que dejen salir el colágeno; que  tu socio se alió con la competencia y que poco a poco te están desbancando la compañía que tantos años duraste en crear;  nadie quiere saber que su contador descuenta a los demás empleados los intereses de los préstamos que hace con dinero de la compañía; nadie quiere saber  a qué edad su abuela  que recrimina tanto a los  jóvenes de ahora perdió la virginidad; o qué tiempo de vida dan los médicos a  un ser querido; nadie quiere saber que su pastor tiene una amante que ni siquiera es de la iglesia, o que la solterona del barrio trajo todos estos años al frutero de la esquina,  que para colmo le resultaba tan simpático, enamorado de ella  pero nunca se lo dijo por temor a que lo rechazara; que tu mejor empleado , ese mismo al que le pagaste la maestría en Francia, te va a dejar enganchado sin darte preaviso porque le van a pagar más en otro trabajo;   o que te van a botar sin previo aviso porque la nomina está muy alta; que te pueden confiscar el apartamento que compraste porque el edificio es fruto de lavado;  o que finalmente conociste a la mujer  con la soñaste toda la vida justo ahora que estas casado, o que finalmente encontraste a tu príncipe azul pero no es soltero, o que te dejaron por una más fea y vieja, o por una más joven y bonita, o por UNO!!! Anda pal….. Créanme que las fans de Ricky Martin lo último que querían saber es que era homosexual.

Y definitivamente, nadie quiere que le confirmen el día exacto en que la raza humana le dirá adiós completamente a la vida en la tierra. ¿Y por qué? pues porque la verdad duele. Es un truco de magia negra, que por lo general  no tiene beneficios inmediatos, pues lo único inmediato es el malestar que produce, la rabia y la impotencia de no poder cambiar los eventos que ignorábamos.

Las ventajas:  apertura a la consciencia, liberación… La verdad crea  “posibilidades”; abre la puerta ancha y bien iluminada que conduce a la bifurcación del camino o quizás a la enmarañada senda de muchos caminos diferentes, pero siempre dos o más… porque el beneficio final es la facultad de elección, el soberano goce de decidir, saber que podemos escoger a nuestro negocio frente a nuestro amigo, que podemos resolver  no comer más gelatina o comerla porque qué me importa cómo la hagan sabe buena como quiera; que podemos darle simplemente algunos besos sin importancia a algún bastardo infiel o quedarse  voluntariamente entre los brazos de esa mujer que hace que olvides la que tienes en casa,  o elegir mejorar tu relación con Dios para asegurarte un puesto en el cielo, por si acaso no te da tiempo a reformarte por completo antes que llegue el 2012.

Por eso es tan importante aprender a leer detenidamente los anuncios que muchas veces nos pasan de largo. Nuestro avatar Jesucristo lo dijo sabiamente: “la verdad los hará libres”; no dijo felices, dijo: Libres!