EL TIEMPO SIN TIEMPO

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¿Alguna vez has oído la frase: “el tiempo no existe”?, ¿no? Quizás has visto a Dalí derritiendo relojes al borde de abismos que conducen a precipicios donde la memoria se escurre, o colgándolos en las copas de árboles secos.

Proust, uno de los grandes de la literatura francesa nos hablaba de recuperarlo, pero con la irremediable tristeza de que una vez perdido solo quedan sus involuntarios efectos en nuestra memoria. Benedetti nos dice: “me hace falta tiempo sin tiempo”, o Borges : “mirar el río hecho de tiempo y agua
/ Y recordar que el tiempo es otro río…”

Cada año, cada fin de año que se acerca, el tiempo se hace más evidente, se despierta en masa la ilusión de la gente que repasa sus sueños, lo que se cumplieron y los que quedaron inconclusos, se hacen nuevos planes o se trasladan los viejos para darles una segunda oportunidad, y volvemos a planear que las cosas sucedan, esperando ansiosos una última campanada que reinicie nuestra motivación y nos lance a llevar la dieta que no hicimos, a cumplir  aquella promesa, a comenzar el libro que queremos leer y nunca encontramos el escurridizo tiempo.

Recordemos que un año no es más que una medida, así como lo es un metro o cualquier cantidad guardada en la cuenta del banco. Que nuestra alma habita en el tiempo sin tiempo y nuestra realidad es el ahora que vive en un hogar con paredes tapizadas de memorias, pero sin puertas,  ni techo, solo amplitud hacia un lugar infinito.

A todos ustedes, compañeros/as de las letras, les deseo las más felices fiestas y el comienzo de un nuevo año sin tiempo para que puedan vivir en lo eterno.

Feliz Año.

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