Este fin de semana cuando estuve visitando el Museo de Ciencias de Squam Lake, aprendí que los leones de montaña (mountain lions) pueden saltar desde la posición sentada hasta 15 pies de distancia vertical y 40 pies de distancia horizontal. Saltar es la acción de despegar desde una posición y lanzarse hacia arriba o hacia adelante, supone la consecución de una serie de fases: el despegue, el vuelo y el aterrizaje.
Hace ya cuatro semanas, un grupo de profesores de escritura y escritores, vocares (como los leones de montaña) solo que de nuevos conocimientos nos lanzamos al aire en esta aventura del conocimiento llamada: Plymouth Writing Project. En este momento nos encontramos todavía en el aire aprovechando las ultimas emociones del vuelo.
Esta semana las lecturas e investigaciones que trabajamos nos enseñaron el poder oculto detrás de una idea que parece obvia de tan sencilla, pero que es desconocida por muchos educadores:
Los profesores de escritura deben escribir con sus estudiantes.
Esto es un avance sustancial en la definición de roles en la escuela. Un profesor que ejecuta con sus estudiantes las mismas tareas de escritura que propone, le ayuda al profesor al comprender los desafíos que representa para el estudiante el proceso de aprendizaje y permite generar la empatía necesaria para comprender que el proceso de enseñanza es permanente y que la escritura que busca desarrollar el pensamiento no persigue productos terminados, sino entender el proceso que ocurre antes, durante y después de la misma.
Pudimos experimentar este proceso escribiendo con los niños participantes del campamento de verano de escritura que realiza el National Writing Project. Compartimos con ellos un sencillo ejercicio de escritura: «Si te vieras forzado a elegir cual de tus 5 sentidos perder, cuál elegirías?» Yo elegí perder el oído, pero al oír a mi joven compañera del campamento comentar cómo ella eligió perder el sentido del gusto, pues lo comparó con tener una larga gripe, donde pierdes el sabor de las cosas pensé en lo interesante de esa teoría que la hizo mantener todos los sentidos que parecen más importantes. 🙂 Los niños saben demasiado.
También conocí sobre las interesantes prácticas de enseñanza presentadas por: Jini Sparkman y Kathy Carlson.
Jini compartió con nosotros un ejercicio de escritura basado en la descripción del mismo objeto desde diferentes perspectivas, demostrando cómo nuestras percepciones del mundo pueden estar limitadas por nuestro propio y reducido enfoque, aprendimos que siempre hay más posibilidades sobre un tema de las que normalmente podemos prever y es solo cuestión de salir de la caja mental y cambiar el enfoque.
Kathy compartió con nosotros una interesantísima técnica de enseñanza que emplea en su clase de ciencia para niños, donde usa las CRAFTS (Content, Role, Audience, Format, Topic and Strong Verb) para enseñar a los niños a utilizar la escritura en sus proyectos de ciencia.
Yo tuve la oportunidad de compartir con el grupo mi propia práctica de enseñanza de la escritura. Les mostré como a través de la visualización creativa acompañada de la meditación y la música los estudiantes pueden sentirse seguros de crear imágenes en sus mentes que puedan luego transferir a sus historias por escrito. Aristóteles dijo: «El alma nunca piensa sin una imagen» y con esta frase en la pantalla expliqué la importancia que tiene el desarrollo de la visualización en los estudiantes.
En la sección semanal de Autores Visitantes, tuvimos la oportunidad de escuchar las lecturas de los textos presentados por autores entre nosotros, profesores y escritores que habían participado del Instituto con anterioridad y habían sido antologados: Mara Capsalis, Erika Martínez, Kate Eagen y Meg Petersen, compartieron con nosotros hermosas historias relacionadas con la pasión que sienten por la enseñanza de la escritura.
Luego de esta lectura dedicamos un espacio para escribir sobre que nos gustaría decir a la gente que no conoce el proceso que envuelve la enseñanza de la escritura y la escritura en sí misma. La clase compartió una velada donde faltó tiempo para concluir con las emotivas cartas que se escribieron contando las frustraciones de la profesión, la pasión por la enseñanza, la diversión, la escucha que implica la relación profesor-estudiante, cartas dirigidas a directores de escuelas, líderes comunitarios, padres, alumnos, familiares, la sociedad en general. Todos coincidimos con el importante papel que juega la educación en la vida de un ser humano y cómo la escritura es un mecanismo para desarrollar la habilidad de la comunicación y lograr una mayor profundización del pensamiento, a la vez que es una herramienta para descubrir nuestra propia estructura de pensamiento. «Las escuelas son reflejos de la sociedad» (dijo Amie Clos), «La calidad de nuestros profesores nos afecta a todos, incluso a los que no tenemos hijos en la escuela» (Meg Petersen). Invertir en la educación va más allá de invertir solo en buenas escuelas, supone además una preocupación genuina del Estado por el desarrollo del personal docente y la comprensión de las herramientas y mejores prácticas que fomenten el pensamiento crítico en las nuevas generaciones. Y ahí en este punto es donde los profesores deben detenerse ante un estrecho pasaje donde se acaba la tierra bajo sus pies y donde no es posible saltar sin un impulso previo. Lo bello de los saltos es que sacuden tu alma y cambian los cuerpos de posición. Estamos preparados para nuestra quinta semana. Abrochemonos los cinturones que el aterrizaje comienza.
Sabiduría de la semana:
1. «To Teach is an act of rebellion.» (Abby Cross)- (enseñar es un acto de rebelión).
2. «Student confidence is more important before writing can begin… conflict is always present.» (Jane Lessard) – (La confianza del estudiante es lo más important antes de comenzar a escribir, el conflicto simper está presente).